miércoles, 20 de mayo de 2009

Mario Benedetti.

Compañera,
usted sabe
que puede contar conmigo,
no hasta dos ni hasta diez
sino contar conmigo.
Si algunas veces
advierte que la miro a los ojos,
y una veta de amor
reconoce en los míos,no alerte sus fusiles
ni piense que deliro;
a pesar de la veta,
o tal vez porque existe,
usted puede contar
conmigo.
Si otras veces
me encuentra
uraño sin motivo,
no piense que es flojera
igual puede contar conmigo.
Pero hagamos un trato:
yo quisiera contar con usted,
es tan lindo
saber que usted existe,
uno se siente vivo;
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta
dos, aunque sea hasta cinco.
No ya para que acuda
presurosa en mi auxilio,
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.

sábado, 16 de mayo de 2009

Y un largo eccétera...


...hasta que otra vez se haga de día.

Declaración de amor a un "anillo".



Desde que te vi en un cine, pensé: te quiero.

Llevo mucho tiempo búscandote, largos meses incansables pasaban mientras te escurrías de mis manos, e imitadores intentaban enturbiar mi mente. Imitadores, sí, porque tú, eres el original.
Tantas copias y parecidos casi logran confundirme. Menos mal... que soy cabezona.

¿Pensaban que iba a conformarme con el primero que se te pareciera?


Yo te quería a ti. Única, y exclusivamente.
Me desesperaba pensar, que entre tantos otros que pueblan el mundo, tú nunca aparecieses. Especial y único. Incomparable.



Un día, te vi. Justo cuando la ilusión desaparecía, el día menos pensado, apareciste y llenaste de color los días.
¿Qué hacer? Si SIEMPRE en el último segundo los nervios y la inseguridad se apoderaban de mi, traicioneros, y nunca dejaban decidirme a plantarte cara.
-¿Le quieres?- me preguntaba a mi misma.
-¡SÍ!- desesperada y angustiada contestaba sin pensar.
-¿Entonces...? (madera pa peonces).


Llevaba mucho tiempo observándote, sin llegar a decidirme. Cada día, pensaba en ti, abandonado en algún sitio, sin nadie que te quisiera, al igual que yo. Solo. En manejarte entre mis dedos, en el placer de mirarte incansable hasta no pestañear. Tu imagen revoltosa anidaba en mi mente, y ésta, echaba a volar, junto con tus cincuenta colores, tiñéndome de sueños.



Pero quizás el valor no sea tan importante, y lo sea más esa pequeña locura que te da el empujón a lanzarte al vacío. (Y a veces esa locura, se llama cerveza.)

Fui a por ti.



Entré.
Te vi.
No eras perfecto, ni lo eres, pero me gustas.
Me gustas mucho más que en mis sueños. Porque eres real. Porque ahora te tengo conmigo. Me gustas, precisamente por eso, porque no eres perfecto. Por eso no me gustas, ¡Me Encantas!
Eres mejor que todas mis imaginaciones juntas.

Ahora te miro.
Sonrío.
Estás en mi joyero.
Soy una joyera orgullosa de mi adquisición. Me gusta pensar en tenerte. Me gustas.



La espera mereció la pena. La búsqueda, también.

Menos mal... que soy cabezona.


Ahora mismo voy a tirar el ticket de devolución a la basura. ¡¡Casi es un insulto!! Pienso quedarme contigo para siempre.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Vuelo.


Dame color para teñir la vejez. Hoy en día ni las canas se respetan.

En un lugar del mundo, si es que el aire cuenta, estoy sentada, contemplando la maquinaria humana, su complejo cerebro, y lo inútil que es la raza al poner en marcha todo su potencial. Desperdicios.
La verdad, no tengo ni idea sobre qué escribir.

Lo que tu quieras!
y...¿qué quieres?


No hay manera de descodificar tu mente, y haces que la mía hable en braille, y de veras, soy incapaz de palpar todos los puntos que como hoyos, o lagunas eternas dejas en mi cabeza... Maquinaria humana. Desde un avión a Bulgaria me canso de pensarte, escribirte.

Este círculo nunca acaba, y estoy empezando a marearme.

Y sé, que por muchas veces que me jure y perjure a mí misma que no, no voy a soportarlo más, las promesas se las lleva el viento, el aire, donde ahora mismo me siento, sin alas, aunque estoy volando... donde vuelan todos los juramentos; se enredan unos con otros, se besan, lento como las agonías, y paren mezcla de desesperación y ansiedad...

Que esta no es una historia de amor, sino de dependencia.


Una vez fui pequeña, sentí atracción, supe que era húmeda y estaba... debajo del ombligo... el botón del universo.

Desde aquí, estoy más cerca de la luna, más cerca de besar la cara del Príncipe Gigi Cicerone que nunca. Un poco más... ¡y lo tendré en el bote! Porque si quiero, me desnudo de toda mi vergüenza y te enamoro en un pis pás.


Te lloré todo un río; que mi boca se llenó de sal que llovía de mis ojos, los dientes se me volvieron mantequilla, las mejillas terciopelo, la saliva supo a hierro, el calor empezó por las manos, de tanto apretar el corazón contra mi pecho para que no saliera corriendo desesperado a buscarte.



Hazte una mínima idea de lo que tengo dentro, a punto de reventar y saltar el pedazos. Quizás tuvieses un poquito de consideración...¿?
Pero a ti, a ti te gusta sacudir la melena, y de esa forma los problemas, como piojos que vienen a alimentarse de ti, caen al suelo, a un vacío del que jamás acordarse.
Yo, garrapata digna de ser insecto, me confirmo en la idea de que, no y sí, siempre y nunca te necesito.


Sentimientos queman para ir apagándose como una cerilla. Luego, cenizas. Debo barrer.
En el aire, construí un palacio de cristal con un piano de cola, mil noches que pasar contigo, si tú quisieras. Si tú supieras...


...turbulencias.